En el ámbito de la investigación, existe un concepto fundamental que ayuda a estructurar y comprender la realidad que estudiamos. Este concepto se conoce como ontología. La ontología no es simplemente una palabra académica complicada, sino una herramienta filosófica que define qué cosas existen en un determinado campo de estudio y cómo se relacionan entre sí. A lo largo de este artículo exploraremos en profundidad qué es la ontología en investigación, su importancia y cómo se aplica en diferentes contextos académicos y científicos.
¿Qué es la ontología en investigación?
La ontología en investigación es una rama de la filosofía que se encarga de definir qué entidades existen en el ámbito que se estudia, es decir, qué elementos se consideran reales o válidos dentro de un marco teórico o metodológico. En términos más simples, la ontología responde a la pregunta: ¿qué existe en el mundo que estamos investigando? Esto incluye la naturaleza de los fenómenos, objetos o conceptos que se toman como objeto de estudio.
En la investigación científica, la ontología es crucial para establecer los límites de lo que se puede investigar y cómo se puede categorizar. Por ejemplo, en una investigación sobre la salud mental, la ontología ayudaría a definir si los síntomas, los trastornos o los estados emocionales son entidades independientes o partes de un todo interrelacionado.
Un dato interesante es que el término ontología proviene del griego *ontos* (ser) y *logos* (estudio), lo que literalmente significa estudio del ser. Este origen filosófico refleja la importancia fundamental de la ontología en la construcción de conocimiento, desde la filosofía clásica hasta la investigación moderna.
Además, en investigación, la ontología también se relaciona con otras disciplinas como la epistemología (que se enfoca en el conocimiento) y la metodología (que define cómo se obtiene ese conocimiento). Juntas, estas tres áreas forman la base filosófica de cualquier investigación.
La base filosófica de la investigación
La filosofía no es solo un campo académico abstracto; es el fundamento de toda investigación científica. La ontología, como parte de la filosofía, establece qué es lo que existe en el mundo y cómo se puede estudiar. Esto no solo influye en la forma en que se construyen teorías, sino también en los tipos de preguntas que se formulan y los métodos que se utilizan para responderlas.
Por ejemplo, si un investigador cree que los fenómenos sociales son constructos sociales (una ontología social), su enfoque será distinto al de alguien que ve estos fenómenos como entidades objetivas independientes de la percepción humana. Esta diferencia ontológica afecta directamente los métodos de investigación, los tipos de datos que se recolectan y cómo se interpretan.
La ontología también es clave en la definición de variables. En una investigación cuantitativa, las variables deben ser ontológicamente definidas para garantizar su medición correcta. En cambio, en una investigación cualitativa, la ontología puede ser más flexible, permitiendo la exploración de realidades múltiples y subjetivas.
Ontología y realismo
Un aspecto menos discutido pero fundamental es el papel que juega el realismo en la ontología de la investigación. El realismo ontológico sostiene que los objetos de estudio existen independientemente de la percepción humana. Por el contrario, el antirrealismo argumenta que la realidad es construida socialmente o subjetivamente. Esta distinción tiene implicaciones profundas en la forma en que se diseñan y ejecutan los estudios.
En ciencias como la física, el realismo ontológico es predominante, ya que se asume que los fenómenos naturales existen independientemente de la observación. En cambio, en ciencias sociales, el debate sobre el realismo ontológico es más complejo, dado que muchos fenómenos son constructos humanos y, por lo tanto, dependen de la percepción y la cultura.
Entender estas posturas ontológicas permite a los investigadores elegir métodos y teorías que sean coherentes con su visión del mundo. Por ejemplo, un realista podría preferir métodos experimentales, mientras que un constructivista podría optar por métodos de investigación cualitativa.
Ejemplos de ontología en investigación
Para entender mejor cómo funciona la ontología en la investigación, podemos analizar algunos ejemplos concretos. En la investigación educativa, por ejemplo, la ontología podría definir si los conocimientos, las habilidades o las actitudes son entidades distintas o partes de un todo. Esto afecta directamente cómo se diseñan los currículos y cómo se evalúan los resultados de aprendizaje.
En la investigación médica, la ontología ayuda a clasificar enfermedades, síntomas y tratamientos. Por ejemplo, en la medicina basada en la evidencia, se define ontológicamente qué constituye una mejora clínica, qué variables se consideran relevantes y cómo se miden. Esta definición ontológica es esencial para la comparación de estudios y la toma de decisiones clínicas.
Otro ejemplo es en la investigación ambiental, donde la ontología puede determinar si los ecosistemas son entidades independientes o interdependientes. Esta visión ontológica influye en las políticas públicas, los modelos predictivos y las estrategias de conservación.
Ontología como marco conceptual
La ontología no solo define qué existe, sino también cómo se categoriza y relaciona. En investigación, esto se traduce en el desarrollo de marcos conceptuales que guían el estudio. Estos marcos se basan en una ontología específica y sirven para organizar la información, establecer relaciones entre variables y definir los límites del estudio.
Por ejemplo, en una investigación sobre el cambio climático, el marco conceptual podría incluir categorías ontológicas como emisiones de CO2, temperatura global, impactos sociales y políticas públicas. Cada una de estas categorías es definida ontológicamente: ¿son entidades independientes? ¿Tienen una existencia objetiva? ¿Cómo se relacionan entre sí?
El uso de marcos conceptuales ontológicos ayuda a los investigadores a mantener la coherencia en su trabajo. Además, facilita la comunicación con otros académicos y la replicación de estudios, ya que los conceptos están claramente definidos.
Ontología y tipos de investigación
En investigación, existen diferentes enfoques ontológicos que determinan el tipo de estudio que se llevará a cabo. A continuación, se presentan algunos ejemplos:
- Investigación realista: Se basa en la idea de que los fenómenos existen independientemente del observador. Se suele usar en ciencias naturales y experimentales.
- Investigación constructivista: Asume que la realidad es construida socialmente. Es común en ciencias sociales y humanidades.
- Investigación fenomenológica: Se enfoca en la experiencia subjetiva del individuo. Aquí, la ontología es flexible y se permite la existencia de múltiples realidades.
- Investigación posmoderna: Cuestiona la idea de una realidad única y objetiva, aceptando que las realidades son múltiples y contextuales.
Cada enfoque ontológico tiene sus propias metodologías y herramientas de análisis. La elección del enfoque ontológico depende de la pregunta de investigación, los objetivos y la visión filosófica del investigador.
La importancia de la ontología en los modelos teóricos
La ontología también juega un papel esencial en la construcción de modelos teóricos. Un modelo teórico es una representación simplificada de la realidad que permite a los investigadores hacer predicciones y explicaciones. Para que estos modelos sean válidos, deben estar basados en una ontología clara y coherente.
Por ejemplo, en la teoría de sistemas, se asume que los sistemas existen como entidades complejas compuestas por partes interrelacionadas. Esta visión ontológica permite modelar sistemas sociales, ecológicos o económicos de una manera estructurada y funcional.
Por otro lado, en teorías que se basan en la interacción humana, como la teoría de la acción, se asume que los actores tienen intenciones y que su comportamiento está influenciado por su percepción del mundo. Esta ontología subjetiva permite analizar fenómenos sociales desde una perspectiva más flexible y menos determinista.
La coherencia ontológica es vital para que los modelos teóricos no se contradigan entre sí y que puedan ser aplicados en diferentes contextos. Si un modelo teórico asume una ontología determinista, pero se aplica a un fenómeno social que se considera constructivo, puede resultar en conclusiones erróneas o incompletas.
¿Para qué sirve la ontología en investigación?
La ontología en investigación no es un concepto abstracto; tiene aplicaciones prácticas fundamentales. Primero, ayuda a los investigadores a definir con claridad los objetos de estudio, lo que es esencial para formular preguntas de investigación precisas. Por ejemplo, si un investigador estudia la pobreza, debe definir ontológicamente qué constituye la pobreza: ¿es una condición material? ¿Es subjetiva? ¿Cómo se mide?
En segundo lugar, la ontología influye en la elección de métodos de investigación. Si se asume que los fenómenos son objetivos y mensurables, se recurrirá a métodos cuantitativos. Si, por el contrario, se considera que la realidad es subjetiva y múltiple, se usarán métodos cualitativos o mixtos.
Finalmente, la ontología permite a los investigadores situar su trabajo en el contexto más amplio de la filosofía y la ciencia. Esto ayuda a que su investigación sea coherente con otros estudios y que sus conclusiones sean interpretables por otros investigadores.
Diferencias entre ontología y epistemología
Aunque a menudo se mencionan juntas, la ontología y la epistemología son dos conceptos distintos, aunque relacionados. Mientras que la ontología se enfoca en qué existe en el mundo, la epistemología se centra en cómo se adquiere y justifica el conocimiento. En investigación, ambas son esenciales para desarrollar un marco metodológico sólido.
Por ejemplo, si un investigador adopta una ontología realista, podría también adoptar una epistemología positivista, asumiendo que el conocimiento puede ser obtenido de manera objetiva a través de observación y experimentación. En cambio, si la ontología es constructivista, la epistemología podría ser interpretativa, reconociendo que el conocimiento es construido a través de la interacción social.
Entender estas diferencias permite a los investigadores elegir enfoques metodológicos que sean coherentes con su visión del mundo. Además, ayuda a evitar contradicciones entre los supuestos ontológicos y epistemológicos de un estudio.
La ontología en la investigación cualitativa
En la investigación cualitativa, la ontología tiene un papel central en la definición de los fenómenos que se estudian. A diferencia de la investigación cuantitativa, que busca medir variables objetivas, la investigación cualitativa se enfoca en la experiencia subjetiva y la construcción social de la realidad. Esto implica una ontología más flexible y menos determinista.
Por ejemplo, en una investigación sobre la experiencia de vida de personas con discapacidad, la ontología podría reconocer que la discapacidad no es solo una condición médica, sino también una experiencia social y cultural. Esta visión ontológica permite a los investigadores explorar múltiples perspectivas y evitar generalizaciones simplistas.
En este tipo de investigación, la ontología también influye en la elección de métodos como las entrevistas en profundidad, los grupos focales y el análisis de contenido. Estos métodos permiten capturar la complejidad de los fenómenos sociales y humanos.
El significado de la ontología en investigación
La ontología en investigación define qué se considera real o válido dentro de un campo de estudio. Esto no solo afecta los métodos y teorías utilizados, sino también la interpretación de los resultados. Una ontología clara y bien definida es esencial para garantizar la coherencia y la validez de cualquier estudio.
Por ejemplo, en investigación educativa, una ontología que reconoce que el conocimiento es construido socialmente puede llevar a un enfoque pedagógico más colaborativo y menos autoritario. Por otro lado, una ontología que asume que el conocimiento es fijo y universal puede dar lugar a métodos más tradicionales y estandarizados.
Además, la ontología ayuda a los investigadores a evitar sesgos y suposiciones no justificadas. Al definir ontológicamente qué se está estudiando, se puede garantizar que los resultados sean relevantes, interpretables y útiles para la comunidad científica y el público en general.
¿De dónde proviene el término ontología?
El término ontología tiene sus raíces en la filosofía griega. Fue utilizado por primera vez por el filósofo alemán Jacob Molesworth en el siglo XVIII, aunque su origen conceptual se remonta a Aristóteles y Platón. Estos filósofos se preguntaban sobre la naturaleza del ser y qué cosas existen realmente.
En la antigua Grecia, la ontología se relacionaba con la metafísica, que intentaba comprender la esencia de la existencia. Con el tiempo, este campo evolucionó y se aplicó a la ciencia y la investigación moderna, donde se usa para definir los elementos que se estudian y cómo se relacionan entre sí.
Hoy en día, la ontología se ha convertido en una herramienta fundamental en investigación, especialmente en campos como la informática, la inteligencia artificial y la filosofía de la ciencia. Su uso permite a los investigadores construir sistemas de conocimiento coherentes y validables.
Ontología y metodología
La ontología está estrechamente relacionada con la metodología de investigación. Mientras que la ontología define qué existe, la metodología determina cómo se estudia esa existencia. Por ejemplo, si un investigador adopta una ontología realista, es probable que elija métodos experimentales o cuantitativos. Si, por el contrario, adopta una ontología constructivista, es más probable que elija métodos cualitativos o mixtos.
Esta relación entre ontología y metodología es crucial para garantizar la coherencia de un estudio. Si un investigador asume que la realidad es múltiple y subjetiva, pero utiliza métodos cuantitativos que buscan una única verdad objetiva, su estudio podría carecer de validez. Por eso, es importante que los investigadores sean conscientes de sus supuestos ontológicos y elijan métodos que sean coherentes con ellos.
Además, esta relación permite a los investigadores justificar sus decisiones metodológicas de manera más clara y fundamentada. Al explicar qué tipo de realidad asumen, pueden demostrar por qué ciertos métodos son más adecuados que otros para su investigación.
¿Cómo se aplica la ontología en la investigación social?
En investigación social, la ontología tiene un papel fundamental, ya que se estudian fenómenos que son, en gran medida, construcciones sociales. Esto significa que los conceptos como pobreza, cultura, género o clase social no son entidades físicas, sino que existen en la mente de los individuos y en las interacciones sociales.
Por ejemplo, en una investigación sobre la percepción de la pobreza, la ontología ayudaría a definir si la pobreza es un fenómeno objetivo, una experiencia subjetiva o una combinación de ambas. Esta definición ontológica afecta directamente los métodos de investigación, los tipos de datos que se recolectan y cómo se interpretan.
La ontología también permite a los investigadores reconocer la diversidad de realidades que coexisten en una misma sociedad. Por ejemplo, una persona puede vivir en una comunidad que la ve como pobre, pero que ella misma no percibe así. Esta visión ontológica flexible es esencial para comprender la complejidad de los fenómenos sociales.
Cómo usar la ontología en investigación y ejemplos prácticos
Para aplicar la ontología en investigación, es necesario seguir una serie de pasos:
- Definir el objeto de estudio: Identificar qué fenómenos, entidades o conceptos se consideran relevantes.
- Elegir una ontología adecuada: Decidir si se asume una realidad objetiva, subjetiva o múltiple.
- Construir un marco conceptual: Organizar los conceptos y variables según la ontología elegida.
- Seleccionar métodos coherentes: Elegir métodos de investigación que se alineen con la ontología (cuantitativos, cualitativos o mixtos).
- Interpretar los resultados con coherencia ontológica: Asegurarse de que las conclusiones se ajustan a los supuestos ontológicos iniciales.
Un ejemplo práctico es una investigación sobre la identidad cultural. Un investigador con una ontología constructivista podría enfocarse en cómo los individuos construyen su identidad a través de la interacción social, utilizando métodos cualitativos como entrevistas y análisis de discurso. Por otro lado, un investigador con una ontología realista podría medir la identidad como una variable fija, usando encuestas y análisis estadísticos.
Ontología y validación de resultados
La ontología también influye en la validación de los resultados de una investigación. Si se asume que la realidad es única y objetiva, los resultados deben ser replicables y verificables por otros investigadores. Esto es común en ciencias naturales y experimentales.
Por el contrario, si se asume que la realidad es múltiple y subjetiva, los resultados pueden ser interpretativos y no necesariamente replicables. Esto es más común en ciencias sociales y humanidades, donde la validez se mide en función de la riqueza y la profundidad de la interpretación.
En ambos casos, la ontología guía el tipo de validación que se espera de los resultados. Esto ayuda a los investigadores a comunicar con claridad los alcances y limitaciones de su trabajo.
La ontología en la era digital
En la era digital, la ontología ha adquirido una nueva relevancia, especialmente en campos como la inteligencia artificial y la gestión del conocimiento. En estos contextos, la ontología se usa para definir cómo se organiza y relaciona la información.
Por ejemplo, en sistemas de inteligencia artificial, las ontologías digitales son estructuras que definen qué conceptos existen, cómo se relacionan y qué propiedades tienen. Estas ontologías permiten a las máquinas entender y procesar información de manera más eficiente.
Además, en la investigación digital, la ontología ayuda a los investigadores a navegar por grandes cantidades de datos y a identificar patrones significativos. Esto es especialmente útil en análisis de redes sociales, minería de datos y estudios de big data.
La ontología, por lo tanto, no solo es relevante en investigación académica, sino también en tecnologías emergentes que están transformando el mundo moderno.
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